miércoles, 31 de marzo de 2010

Locura transitoria bajo nombre adolescente

Relato corto en prosa rimada, muy extraño xD No suelo escribir rimas, pero bueno, esto es lo que salió :)

Robbie es un niño de muchos años, extrovertido, maleducado pero divertido. Le encanta estar con sus amigos, pero no sabe cumplir las leyes. Le encanta rechistar, y es cruel a veces. Siempre está gastando bromas, y le gusta criticar. En ocasiones se pasa un poco, pero no lo hace por mal. No sabe entender los sentimientos, y no conoce remordimientos.
Vive en una casa maja, llena de retratos y color paja. Junto a él, su jerbo, su padre y su madre. No tiene hermanos, y da gracias por ello. No le gusta la compañía de los humanos. Se refugia en su cuarto, oscuro como boca de lobo, gritando que está harto. Dibuja con carboncillo y escribe en su ordenador. En las paredes cruces invertidas y botes con sangre en las estanterías. Cuando entres a la habitación no verás nada raro, porque en realidad todo permanece oculto en su imaginación.
Tiene un gran radiocasete donde escucha bandas sonoras. Le aterra la oscuridad y pasar la noche a solas. Su lámpara de luz roja y sus peluches de monstruos le acompañan durante esas horas, cuando el sol ya se ha marchado y el cielo es color de moras. Le encanta comer patatas mientras imagina que devora ratas. Bajo las mantas leyendo cuentos de Poe, creyéndose un fantasma, lanza alaridos extraños y finge sufrir de asma.
Disfruta con Burton en las noches cuando todos están durmiendo, enciende cuatro velas y escucha el lejano viento. Cierra los ojos y se piensa en Halloween Town, asustando a los niños a mogollón, bajo las órdenes de Jack Skellington, coronándose príncipe del terror.
El pobre Robbie no es un niño malo, sólo sociópata a ratos.

miércoles, 24 de marzo de 2010

La buena muerte


Largo tiempo ha esperado mi pueblo un mensajero de las lejanas tierras de las que provienes. Tú, el único humano poseedor de la voluntad necesaria para poder pisar las tierras del boque de Isandor. Capaz de atravesar la frontera entre la vida y la muerte, desafiando las leyes de la naturaleza y llegando hasta aquí.
Teniendo valentía para dejar atrás tu naturaleza humana, sumirte en la efímera muerte que representa un sueño profundo, viajando largas distancias en metros y siglos, sólo para poder conocer el mágico bosque de los elfos del norte de Embelow.
Porque sabes muy bien que no estás aquí, pero a la vez ya no estás allí tampoco. Todo lo que te rodea ya pasó hace muchos años, y en realidad está sucediendo en este mismo momento. Y, aunque ahora no lo comprendas, este viaje aún está por llegar, ya que en realidad sigues en la remota tierra donde sueña tu cuerpo y a la que tu alma regresará dentro de unos minutos. Porque cuando duermes no estás viviendo tu vida común, ya que el alma que habita tu cuerpo aprovecha para escapar y visitar lugares mejores que tu propio mundo.
Nosotros llamamos a eso “la buena muerte”, esa que te permite dejar atrás un cuerpo atado al dolor y volar entre los caminos que unen las distintas realidades. Veo que tu humano recipiente te reclama, alma valiente. Será mejor que vuelvas con él si no quieres desaparecer para siempre. Pero ten por seguro que volveremos a vernos. Adiós, humano. Recuerda siempre que la vida no existe como tú la percibes, sino que muchas vidas conviven en un mismo corazón.
Tenna rato.

martes, 23 de marzo de 2010

(L)

A veces me pregunto cómo la gente sabe quién es su amor.
No!, me niego a pensar que una corriende de sentimientos es la única razón por la que alguien puede saber si realmente la persona a la que besa es su amor. Tiene que haber algo mas... algo más profundo aún, y a la vez común... algo como las palabras, sí, ¡las palabras!. Las palabras es algo que utilizas con todo el mundo, pero que cambia radicalmente cuando hablas con aquella persona a la que amas.
Creo que la diferencia está, en hablar con el corazón en vez de con la mente.

domingo, 21 de marzo de 2010

Partituras

La sangre empieza a fluir cuando arranco el puñal de mis costillas. Sangre negra que escapaba con fuerza y mancha las blancas paredes. En unos segundos todo es oscuridad a mi alrededor. El ambiente te torna frío como el mismo hielo y un aroma dulzón y pegajoso lo invade todo. Me cuesta respirar. ¿Qué está pasando?
Ante mí logro ver una luz que se acerca más y más. Una luz azulada que transmite incluso más frío del que ya sentía. No voy a negar que tengo un miedo terrible. Parece que tras la luz se esconde una silueta delgada y alta que sujeta una guitarra en la mano. Lanza la luz contra lo que sólo parece negrura y ésta se rompe en mil pedazos, desparramándose por toda la estancia circular.
La silueta, cubierta con una ajada túnica y ocultando su rostro bajo una capucha, agarra la guitarra y empieza a tocar con frenesí. Sus huesudos dedos rasgan las cuerdas y provocan acordes que estremecen toda mi alma. Del extremo de su instrumento surgen notas de verde luz que comienzan a bailar a mi alrededor, marcando con sangre mi piel. Pronto, todo a mi alrededor se ve cubierto por la cegadora luz de las notas y salpicado de la sangre que han provocado en mi cuerpo, esta vez roja y brillante.
Puede parecer estúpido, pero me desmayo en mitad de semejante caos y ya no logro despertar nunca más.

martes, 16 de marzo de 2010

Sentidos pasos de baile.


Estoy bailando en mitad de la oscuridad, dando vueltas sin parar mirando al cielo con los ojos cerrados. Extiendo los brazos para poder tocar las paredes de tu corazón. Los sentimientos flotan a mi alrededor y caen sobre mi cabeza. Intento atraparlos, pero son tan suaves y evanescentes como un beso en el portal.
Sonrío al sentir el amor y la felicidad, la esperanza, la ilusión rozar mis dedos al caer para volver a elevarse.
Un estremecimiento recorre mi cuerpo cuando son el odio, el miedo, la furia y la envidia los que se me acercan.
Pero nada de esto importa. Yo sigo bailando, y estoy contento porque bailo, y bailo porque estoy contento. Contento por estar en tu corazón y bailando para seguir en él. Enamorado de mi baile y del corazón que me guarda.

domingo, 14 de marzo de 2010

Ela.

Ela era una artista, así la habían definido, así la veía la gente pero no era una artista de éstas barrieras, de éstas que salen en la tele, ni tampoco era una artista de focos y fogones, era una artista artista de esas que si hubiese podido hubiese escrito la palabra infinito más siete en la barriga de su madre.
Su padre era de las pocas personas que veía la magia que se escondía entre sus ojos agua marina. La gente decía que era mitad loba, la demás gente que era un bicho raro.
Siempre soñaba con música, imaginaba notas, soñaba con notas, veía, pensaba, reía y todo eran notas.
Ela no dibujaba, Ela creaba.
Un día, después de venir del hospital creó con su catéter un universo infinito, es más, creó dentro de ese universo infinito , infinitos, porque en esos infinitos era de todo menos lo que era y soñaba todo lo que quería ser, no lo que iba a ser, nadie le decía artista , fracasada, rara o mala, nadie le decía nada, por que en cada infinito ponía unas cosas .Uno lo llenó con las fotos ,palabras y conversaciones de Sam, otro lo llenó del brillo de sus ojos, y en otros muchos estaba solo ella.
-Ela, Ela, ¿Qué te ocurre?, dinos que te pasa, dinos qué sientes.-
-No puedo, los sentimientos se han quedado en la presión del pecho

Notas.

He dedicado toda mi vida a la música, es más, ahora mismo tengo una guitarra colgada de mi hombro, y sin embargo no puedo dejar de preguntarme el por qué de la música, ¿qué es la música?. "El arte de las musas" la llamaban los antiguos griegos; "el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo", según un diccionario; "un total de fuerzas dispersas expresadas en un proceso sonoro que incluye: el instrumento, el instrumentista, el creador y su obra, un medio propagador y un sistema receptor", según el músico y compositor Claude Debussy; "La música es matemática y sentimiento", según una escritora anónima de un blog...
Mil definiciones he encontrado. Todas me gustan, y ninguna me convence, pues yo hago música cuando mi corazón lo pide, cuando un sentimiento se queda oprimido en mi interior y necesita ser sacado a notas y silencios, cuando la vida es tan maravillosa que sólo una canción puede expresarlo, pero también cuando no lo es... en fin, como conclusión puedo decir que la música, bien expresada, puede serlo todo.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Fantasía =)

Siento los colores chocando contra mi rostro a la vez que el viento se cuela entre mis cabellos. No sé cómo dejar de sonreír. Mis ojos permanecen cerrados, pero aún así puedo sentir el reino de Fantasía allá abajo, más allá de las claras nubes de verano.
Me deslizo por el cielo, asciendo, desciendo, realizo piruetas increíbles que me suben al máximo la adrenalina. Viajo con los brazos extendidos y los dedos estirados al máximo. Quiero sentir el cielo en cada centímetro de mi cuerpo.
Al descender un poco atravieso las nubes, que me acarician las orejas. Se están riendo, y yo también. Me siento pletórico, completamente satisfecho al volar sobre los árboles, las extensas llanuras, las colinas, los ríos… Puedo verlo todo desde aquí, y el reino al completo me recibe con simpatía.
Las personas me saludan con los brazos al ver mi sombra surcar los campos. Me encanta todo esto.
Todo está radiante desde aquí arriba. Los dorados rayos del Sol lo cubren todo y me calientan mientras el viento me lleva de un lado a otro. Ojala pudiese permanecer así para siempre. Es más, creo que lo voy a hacer. Tomo impulso y me elevo más en la inmensidad azul. No pienso dejar de volar nunca, no voy a bajar.
Seguiré haciendo piruetas y sonriendo para siempre, voy a vivir en los cielos de Fantasía.

lunes, 8 de marzo de 2010

Rubíes

A petición de Anaís, aquí viene la segunda parte de Diamantes. Quizá escriba más, quién sabe. Seguid atentos al blog y lo descrubriréis.

Hoy tengo un día rojo. Según Audrey Hepburn (ya habréis comprobado que es casi el centro de mi vida), un día rojo es uno de esos días en los que tienes miedo y no sabes por qué.
Esa sensación de impotencia y ganas de llorar se apodera de ti sin ofrecer una tregua, y a ti no te queda más que desplomarte en el sofá y llorar lo que te pide tu alma, provocando que el rimel se corra más y más. Pronto manchará el vestido, pero ya no importa. Ya no podré usarlo jamás. El día en que poder estrenar este vestido ya pasó, y nunca volverá.
Ahora no puedo hacer otra cosa que no sea estar aquí tirada frente al televisor, bajo una gran manta de color azul, contemplando cómo Dorothy pasea sobre el camino de baldosas amarillas. Si yo pudiese pedir un deseo al mago de Oz… Maldito rimel, no es capaz de aguantar unas simples lagrimuchas de nada. He estado a punto de levantarme y lavarme la cara, pero he sabido sobreponerme. No merece la pena.
Creo que los novios de la tarta se han reído de mí. Les lanzo uno de mis zapatos de tacón y consigo hacerles caer de su torre de amor. Malditos sean… ¿No son capaces de sentir un poco de compasión por mí? Será mejor que me quite el otro zapato. Qué bonito es… Aún recuerdo cuando los elegí. Eran perfectos para mí; para él. Dos bonitos zapatos de cristal con unos altos tacones. En la parte delantera, brillantes incrustados que reflejaban el Sol. Unos zapatos únicos, sólo para una ocasión tan especial…
Lo lanzo contra unos platos a los pies de la mesa y sigo mirando la televisión. Malditos días rojos…

domingo, 7 de marzo de 2010

Te sientes perdido?

Su abrazo era todo el abrigo que necesitaba, y sus besos, el maná que sustentaba mi corazón.
Ahora no tenía nada, me sentía tan desamparado.
Quería encontrar sus manos en cada lugar que tocaba, pero nunca lo conseguía.
Veía su cara reflejada en cada uno de los espejos con los que me cruzaba, pero cuando la buscaba a mi alrededor, desaparecía.
Sentía su aliento en mi nuca, pero nunca llegaba a sentir su respiración.
El problema era que al intentar encontrarla, despertaba.

Diamantes

Este relato no cuenta nada, no expresa nada. Pero tenía ganas de escribirlo, y me parece que tengo que publicarlo aquí, no me preguntéis por qué. Espero que os entretenga, como mínimo :P

No sé qué hora es. Hace días que perdí el reloj en mitad de todo este desorden. Lo único que puedo decir es que afuera está oscuro. Creo que es sábado, pero no me hagáis mucho caso. Muchos dicen que estoy loca.
En la pantalla del televisor, Audrey Hepburn canta “Moon River” desde su ventana. Yo estoy aquí sentada, con un largo y bonito vestido de novia. Sobre la encimera hay una gran tarta altísima en cuya cúspide, una bonita pareja de novios saludan con ilusión.
Hace meses que no salgo a la calle. Me paso los días vagando entre cajas de pizza vacías, ropa tirada en el suelo, libros abiertos en las mesas… Tengo suerte de poder comprar por Internet.

Normalmente, mi rutina se limita a estar aquí, viendo películas antiguas, cantando blues a pleno pulmón y contemplando la enorme tarta de la encimera, recordando. Cómo me gustaría poder irme a Tiffany’s y pasar el día entre sus brillantes y su cálida gente. Nada malo puede pasar en Tiffany’s. Pero no puedo, así que me limito a estar aquí, sola, con el maquillaje corrido por las lágrimas y el pelo enmarañado bajo el velo de novia.
Creo que tenía un gato por ahí, espero que sepa sobrevivir entre tanta basura desparramada por toda la casa. Seguro que sí. Supongo que imagináis cómo se llama. ¿No? Pues se llama Gato, en honor a aquel pobre infeliz sin nombre que vivía con Audrey.

viernes, 5 de marzo de 2010

Muertos vivientes

(Corre... corre y, ¡por dios!, ¡no mires hacia atras!, corre... más rapido...)
Pero miré, una horda de hambrientos zombies me perseguía. Era escalofriante, a la par que asqueroso e interesante, ¿cómo podía yo imaginar hacia solo un par de dias que iba a ser uno de los pocos supervivientes de este raro y desconocido virus?
Definitivamente, no podía saberlo, aunque tengo que reconocer que me supe desenvolver muy bien para evitar todo contacto con infectados... pero bueno, volvamos a mi situación: corría y cada vez los zombies estaban más lejos, lo cual me tranquilizaba un poco, aunque no dejaba de correr en ningún momento, hasta que, sin saber como, aparecieron otros tres zombies por delante, el horror volvió a mi cara. Yo, un chaval de 17 años que hasta hacía poco llevaba una vida normal, me encontraba en una situación sin escapatoria, de la que posiblemente, no saliera vivo.
Pero entonces algo brilló por mi espalda, me giré y descubri, un amasijo de carne causado aparentemente por una granada lanzada contra la horda de zombies, y de repente, pude escuchar como 3 balas me pasaban silvando al rededor de la cabeza e impactaban contra los respectivos cerebros de los zombies.
A través de la nube de polvo formada por la explosión de la granada, puede divisar la silueta de un hombre con un gorro de cowboy.

martes, 2 de marzo de 2010

Ciudad de tentaciones

Esto lo escribí el 11 de enero de este año, espero que os guste. No lo he leído desde entonces, pero creo que me acuerdo de qué trata jaja =)

La sucia ciudad de las tentaciones. Paraíso de demonios y criaturas malvadas de la noche. En cada esquina encontrabas juego, alcohol y sexo. Los oscuros corazones de los demonios se nutrían con toda aquella desolación. Sus almas reían a carcajadas cada vez que vislumbraban una esquina manchada por la sangre de una prostituta a la que habían atacado y todavía disfrutaban más cuando contemplaban a dos hombres peleando por un fajo de verdes billetes mojados por la lluvia.
Caminaban solos por las calles pobremente iluminadas sin detenerse a disfrutar de la destrucción que se extendía antes sus ojos. No lo necesitaban, ya que podían sentirla a muchos kilómetros de distancia. Cada vez se sentían más fuertes, y sentían fuertes a sus compañeros, que también vagaban bajo las farolas amarillas, cargando con sendas espadas dispensadas para acabar con todo aquello que se interpusiera en su camino.
William (así se le conocía entre los humanos) doblaba las esquinas sabiendo que detrás encontraría a alguien que sufría. Algún borracho que no era consciente de su alrededor, alguna joven agredida o un pobre ladrón que corría huyendo de la policía, tan corrupta como él mismo… Sus perfectos labios se curvaban en una malévola sonrisa que dejaba entrever unos afilados colmillos teñidos de saliva y sangre.