sábado, 11 de diciembre de 2010

Llego un punto en que, tras haber caminado hasta no poder más, llegado todo lo lejos que pudo y habiendo hecho todo lo que había podido... se sentó en una roca y lloro.
- Y ya esta?
- si, y ya esta.

viernes, 6 de agosto de 2010

#7

Tengo un sueño. Un sueño que nació cumplido, pero que sigue desarrollándose. Mi sueño es ser artista.

Veronika decide morir.

Veronika escogió una vida sin sobresaltos, hizo todo cuanto pudo para evitar los cambios en su vida. Logró una existencia en la que cada día era exactamente igual al anterior. Eso es lo que la llevó al suicidio, y cada vez que un cambio sucedía, lo aniquilaba, pues la idea del suicidio estaba demasiado arraigada en su mente, imposible de arrancar. Así que, ¿para qué sufrir ahora? Sólo necesitaba esperar. En cuatro o cinco días, su corazón se pararía.

Vale, sí, esta idea no es mía, pero es una reflexión propia, ¿vale? :P

miércoles, 30 de junio de 2010

Verano

Verano, igual, pero diferente, este año hay bariaciones, Irlanda y , diferentes cosas que lo harán emocionante, divertido y desestresante, colores, música, risas y agua, mucha agua.

lunes, 7 de junio de 2010

Llora un instrumento

Aquí va uno de mis llamados poemas. La rima es bastante libre y no sé si las sílabas concuerdan, pero bueno... ^^'

Anochece sin remedio mientras muere el Sol en el oeste.
La ciudad en decadencia, por las calles almas vagan.
Tristes ojos que no miran y zapatos que se arrastran.
Hace frío y viento sopla, las ventanas apagadas, todos duermen en sus casas.
Amenazan ya las nubes, una tormenta se acerca.
Un trueno ríe a lo lejos, se ilumina el cielo al relampaguear.
El viento se enfurece de pronto al verse despertado.
La naturaleza se ha desvelado y la tormenta ha comenzado.
Lluvia torrencial que no cesa, cortina de agua que ciega, personas que huyen con la cabeza cubierta, las lágrimas ocultas bajo los sombreros.
Triste desazón que se respira, fría y rara vida que se observa.
Los cristales goteando, a lo lejos la música suena.
Eclipsada por el viento y los truenos que compiten.
El acordeón se ahoga.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Perras hediondas.


Divas, estrellas fugaces, ocultos placeres entre las piernas. Manos hábiles y labios de lenguas inquietas.
Largas piernas que patean las calles en busca de trabajos que no duran más de una hora (según un contrato oral preestablecido). En la noche morbosa, sus cuerpos se exhiben a los conductores, que huyen en busca de la pasión que sólo ellas saben profesar.
Los clientes de las doncellas de cuero corren a encontrarse con ellas, que esperan medio desnudas, de pie junto a la cuneta, ardiendo en deseo de poder darle todo cuando está necesitando, deseando. Esa lujuria que sus esposas no desean entregarles y con la que las ninfas del extraradio saben jugar tan, tan bien.
Ellas fingen disfrutar al máximo, y podrán ser todo cuanto tú les pidas. Pero cuando el tiempo se agote y enciendan un cigarro, será mejor que pagues y te pierdas de nuevo en tu coche. Es entonces cuando ella podrá disfrutar de verdad, regodeándose en el humo de su tabaco y abanicándose con el dinero que has tenido que abonar.

jueves, 13 de mayo de 2010

Mm...

A veces pienso, ¿es bueno pensar en algo demasiado?, y a mi mente acuden, de forma instantánea dos respuestas:
-Sí, eso significa que aquello en lo que piensas realmente te importa y pensar ayuda a no equivocarte.
-No, pensar tanto no hace mas que dar preocupaciones, y, aunque a veces te ayude a solucionar estas preocupaciones, es mejor vivir sin ellas salvo cuando se te presenten y no puedas evitarlas.

martes, 4 de mayo de 2010

E día en que nacieron los colores

Cuenta la leyenda, que hace muchos, muchos años, en la Tierra no existía el color, y todo estaba cubierto por la oscura y grisácea capa de la desesperanza. Nadie conocía el verdor de la hierba, el azul del cielo, el carmín de las rosas en primavera… En todo el mundo no se podía ver un poco de alegría. La creatividad ni siquiera se había pensado, y la esperanza era un don que ninguno de los humanos había recibido.
El mundo andaba en una triste decadencia de la que pronto sería víctima, a la que sucumbiría, destruyéndose a sí mismo, muriendo de pena.
Pero pasó algo que cambió el destino de la humanidad. Un simple encuentro que logró dar la vuelta a todo cuanto los humanos conocían. Un niño de pálida piel y oscuro cabello gris caminaba sin dirección por una extensa pradera sin brillo. Entonces, en mitad de la monotonía del ambiente, que se balanceaba entre lo taciturno y lo lúgubre, una gran mariposa se posó sobre la nariz del muchacho, que retrocedió asustado ante el maravilloso fulgor de sus alas. El niño gritó, pero el animal no se movió de donde estaba. Sus grandes alas azules se agitaban sobre el rostro del muchacho, que las contemplaba ensimismado.
Pudo entonces sentir cómo la ilusión inundaba su alma y la esperanza se arrebujaba en su corazón. Sus ojos se tiñeron de azul y sus mejillas se ruborizaron. Su pelo abandonó el antiguo gris para lucir un brillante castaño. Una gran sonrisa se forjó en su rostro, llenando su alma de ideas y aventuras que se moría por contar, colores y paisajes que ansiaba poder dibujar, música que necesitaba cantar…
La mariposa se marchó entonces para seguir llenando el mundo de color y alegría, predicando la esperanza y expandiendo la fantasía, convirtiendo aquel triste mundo de grises en un lugar lleno de entusiasmo y alegrías de todo tipo, tornando los suspiros en risas e inundando los corazones de amor y cuentos.

jueves, 22 de abril de 2010

Perdut a la parda plutja

Quizá tengan razón y no soy más que una especie de alma con libertad condicional, vagando de aquí para allá con un localizador en el tobillo. Como una cometa, volando por el cielo nublado, zarandeada por el feroz viento, deambulando sin rumbo, a la deriva, corriendo el riesgo de caer y partirse...

Si todos supieran que tengo miedo de ser en verdad esa cometa de frágil papel y endeble madera, y si yo les dijera que en el fondo me muero por darle forma al hierro e idearle a mi corazón una coraza, pero que todavía vivo en el Paleolítico y ni siquiera sé lo que es la agricultura...

Quizá debería esperar, madurar, descubrir, evolucionar. Y entonces, cuando ya no quede más por aprender, tendré derecho (o capacidad) para coger un trocito de hierro y cubrir mi corazón, que para entonces ya se habrá curtido, o helado, o secado. Según como se desarrolle mi vida.

miércoles, 21 de abril de 2010

Sinceramente, no sé qué escribir aquí

Este relato se llama falsos sentimientos, pero no entiendo por qué... Es de lo primero que escribí, por aquel verano de 2008

En ese momento sólo quería correr, olvidarse de sus problemas pasados y futuros, disfrutar del placer de estar vivo, recordar que puedes ser feliz con sólo desearlo, que las alegrías son superiores a las penas. Corría descalzo por la playa, podía sentir el agua fresca en los pies. Las risas de sus amigos invadían el ambiente. La suya ascendía junto a las demás en una perfecta armonía. El sol calentaba sus pieles, el mar las enfriaba. La felicidad templaba sus almas.

martes, 20 de abril de 2010

¿Por qué?

La insufrible sensación de no poder dirigir su vida, llevó a Charlie a una situación de tal desesperación, que decidió, de una forma tajante, tomar una solución rápida e indolora: comenzar a leer.

lunes, 12 de abril de 2010

Querido rosca chapa ;


Hay tantas formas de ser exacto, contundente, extravagante, perfecto, pétreo, retro ,raro, y así infinidad de cosas. Pero ¿Cuántas personas conoces que sean expertas en no serlo?
¿Cuándo has conocido a alguien que sea y no sea?, ¿Qué sea de todo, pero que en realidad no sea nada?, ¿Qué pinte ,cante ,actué , escriba, haga, invente, y sea inteligente, y que no sea ninguna de esas cosas a la vez?
El señor rosca chapa era así, o mejor dicho así no era, yo lo recuerdo tan banal, tan especial, tan ,tan, no se, tan imperfectamente perfecto que era perfecto ,sin ser perfecto.
Recuerdo que sus ojos me recordaban a las plazas de toros, a las ovejas, a las fresas y al color del viento.
Recuerdo también que no le importaba perder el tiempo con nadie, aun que recuerdo que el decía que no lo perdía, por que según el, en esos perdimientos era en el único momento del día en el que estaba aprovechando su tiempo.
Nunca jamás me dijo su nombre, me dijo que las personas solo se atribuyen nombres para saber sobre que hablan, por eso los perturbados siempre estaban cambiando de nombre, fui yo quien decidió llamarlo rosca chapa, por que me recordaba a eso, a una rosca por que encargaba en cualquier sitio sin encargar y a una chapa, por que las chapas siempre llevan mensajes, aun que muchos no lo entiendan…
Recuerdo que el señor rosca chapa despareció una tarde de primavera, creo que fue con la llegada de las abejas, alguna que otra vez mientras le examinaba las pecas de la cara y viajaba por sus increíbles ojos verdes le había comentado que tenia 23, que a todas le había puesto nombres distintos y que a la cicatriz de su frente la llamaba Anaïs, para que se acordase siempre de mi…
Recuerdo que cuando se fue, ni las flores, perros, animales ni cosas me sonreían como antes, mi subconsciente ya no venia a jugar cada tarde, y es que el señor rosca chapa se había hecho mayor, y había tenido que irse, a ningún sitio…claro, es lógico, no había venido de ningún sitio…
Pero ya han pasado 59 meses desde que el señor rosca chapa se fue… y aun lo hecho de menos..
A veces…incluso..cuando mis delirios o ensoñaciones me llevan a más, creo ver las pecas del señor rosca chapa, sonriéndome desde otras caras…




Bueno..esta entrada ya la puse en mi blog…pero como esto esta un pelín dejado y como pienso o mejor dicho tengo una segunda parte, pues aquí tenéis la primera.
Besitos, Anaïs.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Locura transitoria bajo nombre adolescente

Relato corto en prosa rimada, muy extraño xD No suelo escribir rimas, pero bueno, esto es lo que salió :)

Robbie es un niño de muchos años, extrovertido, maleducado pero divertido. Le encanta estar con sus amigos, pero no sabe cumplir las leyes. Le encanta rechistar, y es cruel a veces. Siempre está gastando bromas, y le gusta criticar. En ocasiones se pasa un poco, pero no lo hace por mal. No sabe entender los sentimientos, y no conoce remordimientos.
Vive en una casa maja, llena de retratos y color paja. Junto a él, su jerbo, su padre y su madre. No tiene hermanos, y da gracias por ello. No le gusta la compañía de los humanos. Se refugia en su cuarto, oscuro como boca de lobo, gritando que está harto. Dibuja con carboncillo y escribe en su ordenador. En las paredes cruces invertidas y botes con sangre en las estanterías. Cuando entres a la habitación no verás nada raro, porque en realidad todo permanece oculto en su imaginación.
Tiene un gran radiocasete donde escucha bandas sonoras. Le aterra la oscuridad y pasar la noche a solas. Su lámpara de luz roja y sus peluches de monstruos le acompañan durante esas horas, cuando el sol ya se ha marchado y el cielo es color de moras. Le encanta comer patatas mientras imagina que devora ratas. Bajo las mantas leyendo cuentos de Poe, creyéndose un fantasma, lanza alaridos extraños y finge sufrir de asma.
Disfruta con Burton en las noches cuando todos están durmiendo, enciende cuatro velas y escucha el lejano viento. Cierra los ojos y se piensa en Halloween Town, asustando a los niños a mogollón, bajo las órdenes de Jack Skellington, coronándose príncipe del terror.
El pobre Robbie no es un niño malo, sólo sociópata a ratos.

miércoles, 24 de marzo de 2010

La buena muerte


Largo tiempo ha esperado mi pueblo un mensajero de las lejanas tierras de las que provienes. Tú, el único humano poseedor de la voluntad necesaria para poder pisar las tierras del boque de Isandor. Capaz de atravesar la frontera entre la vida y la muerte, desafiando las leyes de la naturaleza y llegando hasta aquí.
Teniendo valentía para dejar atrás tu naturaleza humana, sumirte en la efímera muerte que representa un sueño profundo, viajando largas distancias en metros y siglos, sólo para poder conocer el mágico bosque de los elfos del norte de Embelow.
Porque sabes muy bien que no estás aquí, pero a la vez ya no estás allí tampoco. Todo lo que te rodea ya pasó hace muchos años, y en realidad está sucediendo en este mismo momento. Y, aunque ahora no lo comprendas, este viaje aún está por llegar, ya que en realidad sigues en la remota tierra donde sueña tu cuerpo y a la que tu alma regresará dentro de unos minutos. Porque cuando duermes no estás viviendo tu vida común, ya que el alma que habita tu cuerpo aprovecha para escapar y visitar lugares mejores que tu propio mundo.
Nosotros llamamos a eso “la buena muerte”, esa que te permite dejar atrás un cuerpo atado al dolor y volar entre los caminos que unen las distintas realidades. Veo que tu humano recipiente te reclama, alma valiente. Será mejor que vuelvas con él si no quieres desaparecer para siempre. Pero ten por seguro que volveremos a vernos. Adiós, humano. Recuerda siempre que la vida no existe como tú la percibes, sino que muchas vidas conviven en un mismo corazón.
Tenna rato.

martes, 23 de marzo de 2010

(L)

A veces me pregunto cómo la gente sabe quién es su amor.
No!, me niego a pensar que una corriende de sentimientos es la única razón por la que alguien puede saber si realmente la persona a la que besa es su amor. Tiene que haber algo mas... algo más profundo aún, y a la vez común... algo como las palabras, sí, ¡las palabras!. Las palabras es algo que utilizas con todo el mundo, pero que cambia radicalmente cuando hablas con aquella persona a la que amas.
Creo que la diferencia está, en hablar con el corazón en vez de con la mente.

domingo, 21 de marzo de 2010

Partituras

La sangre empieza a fluir cuando arranco el puñal de mis costillas. Sangre negra que escapaba con fuerza y mancha las blancas paredes. En unos segundos todo es oscuridad a mi alrededor. El ambiente te torna frío como el mismo hielo y un aroma dulzón y pegajoso lo invade todo. Me cuesta respirar. ¿Qué está pasando?
Ante mí logro ver una luz que se acerca más y más. Una luz azulada que transmite incluso más frío del que ya sentía. No voy a negar que tengo un miedo terrible. Parece que tras la luz se esconde una silueta delgada y alta que sujeta una guitarra en la mano. Lanza la luz contra lo que sólo parece negrura y ésta se rompe en mil pedazos, desparramándose por toda la estancia circular.
La silueta, cubierta con una ajada túnica y ocultando su rostro bajo una capucha, agarra la guitarra y empieza a tocar con frenesí. Sus huesudos dedos rasgan las cuerdas y provocan acordes que estremecen toda mi alma. Del extremo de su instrumento surgen notas de verde luz que comienzan a bailar a mi alrededor, marcando con sangre mi piel. Pronto, todo a mi alrededor se ve cubierto por la cegadora luz de las notas y salpicado de la sangre que han provocado en mi cuerpo, esta vez roja y brillante.
Puede parecer estúpido, pero me desmayo en mitad de semejante caos y ya no logro despertar nunca más.

martes, 16 de marzo de 2010

Sentidos pasos de baile.


Estoy bailando en mitad de la oscuridad, dando vueltas sin parar mirando al cielo con los ojos cerrados. Extiendo los brazos para poder tocar las paredes de tu corazón. Los sentimientos flotan a mi alrededor y caen sobre mi cabeza. Intento atraparlos, pero son tan suaves y evanescentes como un beso en el portal.
Sonrío al sentir el amor y la felicidad, la esperanza, la ilusión rozar mis dedos al caer para volver a elevarse.
Un estremecimiento recorre mi cuerpo cuando son el odio, el miedo, la furia y la envidia los que se me acercan.
Pero nada de esto importa. Yo sigo bailando, y estoy contento porque bailo, y bailo porque estoy contento. Contento por estar en tu corazón y bailando para seguir en él. Enamorado de mi baile y del corazón que me guarda.

domingo, 14 de marzo de 2010

Ela.

Ela era una artista, así la habían definido, así la veía la gente pero no era una artista de éstas barrieras, de éstas que salen en la tele, ni tampoco era una artista de focos y fogones, era una artista artista de esas que si hubiese podido hubiese escrito la palabra infinito más siete en la barriga de su madre.
Su padre era de las pocas personas que veía la magia que se escondía entre sus ojos agua marina. La gente decía que era mitad loba, la demás gente que era un bicho raro.
Siempre soñaba con música, imaginaba notas, soñaba con notas, veía, pensaba, reía y todo eran notas.
Ela no dibujaba, Ela creaba.
Un día, después de venir del hospital creó con su catéter un universo infinito, es más, creó dentro de ese universo infinito , infinitos, porque en esos infinitos era de todo menos lo que era y soñaba todo lo que quería ser, no lo que iba a ser, nadie le decía artista , fracasada, rara o mala, nadie le decía nada, por que en cada infinito ponía unas cosas .Uno lo llenó con las fotos ,palabras y conversaciones de Sam, otro lo llenó del brillo de sus ojos, y en otros muchos estaba solo ella.
-Ela, Ela, ¿Qué te ocurre?, dinos que te pasa, dinos qué sientes.-
-No puedo, los sentimientos se han quedado en la presión del pecho

Notas.

He dedicado toda mi vida a la música, es más, ahora mismo tengo una guitarra colgada de mi hombro, y sin embargo no puedo dejar de preguntarme el por qué de la música, ¿qué es la música?. "El arte de las musas" la llamaban los antiguos griegos; "el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo", según un diccionario; "un total de fuerzas dispersas expresadas en un proceso sonoro que incluye: el instrumento, el instrumentista, el creador y su obra, un medio propagador y un sistema receptor", según el músico y compositor Claude Debussy; "La música es matemática y sentimiento", según una escritora anónima de un blog...
Mil definiciones he encontrado. Todas me gustan, y ninguna me convence, pues yo hago música cuando mi corazón lo pide, cuando un sentimiento se queda oprimido en mi interior y necesita ser sacado a notas y silencios, cuando la vida es tan maravillosa que sólo una canción puede expresarlo, pero también cuando no lo es... en fin, como conclusión puedo decir que la música, bien expresada, puede serlo todo.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Fantasía =)

Siento los colores chocando contra mi rostro a la vez que el viento se cuela entre mis cabellos. No sé cómo dejar de sonreír. Mis ojos permanecen cerrados, pero aún así puedo sentir el reino de Fantasía allá abajo, más allá de las claras nubes de verano.
Me deslizo por el cielo, asciendo, desciendo, realizo piruetas increíbles que me suben al máximo la adrenalina. Viajo con los brazos extendidos y los dedos estirados al máximo. Quiero sentir el cielo en cada centímetro de mi cuerpo.
Al descender un poco atravieso las nubes, que me acarician las orejas. Se están riendo, y yo también. Me siento pletórico, completamente satisfecho al volar sobre los árboles, las extensas llanuras, las colinas, los ríos… Puedo verlo todo desde aquí, y el reino al completo me recibe con simpatía.
Las personas me saludan con los brazos al ver mi sombra surcar los campos. Me encanta todo esto.
Todo está radiante desde aquí arriba. Los dorados rayos del Sol lo cubren todo y me calientan mientras el viento me lleva de un lado a otro. Ojala pudiese permanecer así para siempre. Es más, creo que lo voy a hacer. Tomo impulso y me elevo más en la inmensidad azul. No pienso dejar de volar nunca, no voy a bajar.
Seguiré haciendo piruetas y sonriendo para siempre, voy a vivir en los cielos de Fantasía.

lunes, 8 de marzo de 2010

Rubíes

A petición de Anaís, aquí viene la segunda parte de Diamantes. Quizá escriba más, quién sabe. Seguid atentos al blog y lo descrubriréis.

Hoy tengo un día rojo. Según Audrey Hepburn (ya habréis comprobado que es casi el centro de mi vida), un día rojo es uno de esos días en los que tienes miedo y no sabes por qué.
Esa sensación de impotencia y ganas de llorar se apodera de ti sin ofrecer una tregua, y a ti no te queda más que desplomarte en el sofá y llorar lo que te pide tu alma, provocando que el rimel se corra más y más. Pronto manchará el vestido, pero ya no importa. Ya no podré usarlo jamás. El día en que poder estrenar este vestido ya pasó, y nunca volverá.
Ahora no puedo hacer otra cosa que no sea estar aquí tirada frente al televisor, bajo una gran manta de color azul, contemplando cómo Dorothy pasea sobre el camino de baldosas amarillas. Si yo pudiese pedir un deseo al mago de Oz… Maldito rimel, no es capaz de aguantar unas simples lagrimuchas de nada. He estado a punto de levantarme y lavarme la cara, pero he sabido sobreponerme. No merece la pena.
Creo que los novios de la tarta se han reído de mí. Les lanzo uno de mis zapatos de tacón y consigo hacerles caer de su torre de amor. Malditos sean… ¿No son capaces de sentir un poco de compasión por mí? Será mejor que me quite el otro zapato. Qué bonito es… Aún recuerdo cuando los elegí. Eran perfectos para mí; para él. Dos bonitos zapatos de cristal con unos altos tacones. En la parte delantera, brillantes incrustados que reflejaban el Sol. Unos zapatos únicos, sólo para una ocasión tan especial…
Lo lanzo contra unos platos a los pies de la mesa y sigo mirando la televisión. Malditos días rojos…

domingo, 7 de marzo de 2010

Te sientes perdido?

Su abrazo era todo el abrigo que necesitaba, y sus besos, el maná que sustentaba mi corazón.
Ahora no tenía nada, me sentía tan desamparado.
Quería encontrar sus manos en cada lugar que tocaba, pero nunca lo conseguía.
Veía su cara reflejada en cada uno de los espejos con los que me cruzaba, pero cuando la buscaba a mi alrededor, desaparecía.
Sentía su aliento en mi nuca, pero nunca llegaba a sentir su respiración.
El problema era que al intentar encontrarla, despertaba.

Diamantes

Este relato no cuenta nada, no expresa nada. Pero tenía ganas de escribirlo, y me parece que tengo que publicarlo aquí, no me preguntéis por qué. Espero que os entretenga, como mínimo :P

No sé qué hora es. Hace días que perdí el reloj en mitad de todo este desorden. Lo único que puedo decir es que afuera está oscuro. Creo que es sábado, pero no me hagáis mucho caso. Muchos dicen que estoy loca.
En la pantalla del televisor, Audrey Hepburn canta “Moon River” desde su ventana. Yo estoy aquí sentada, con un largo y bonito vestido de novia. Sobre la encimera hay una gran tarta altísima en cuya cúspide, una bonita pareja de novios saludan con ilusión.
Hace meses que no salgo a la calle. Me paso los días vagando entre cajas de pizza vacías, ropa tirada en el suelo, libros abiertos en las mesas… Tengo suerte de poder comprar por Internet.

Normalmente, mi rutina se limita a estar aquí, viendo películas antiguas, cantando blues a pleno pulmón y contemplando la enorme tarta de la encimera, recordando. Cómo me gustaría poder irme a Tiffany’s y pasar el día entre sus brillantes y su cálida gente. Nada malo puede pasar en Tiffany’s. Pero no puedo, así que me limito a estar aquí, sola, con el maquillaje corrido por las lágrimas y el pelo enmarañado bajo el velo de novia.
Creo que tenía un gato por ahí, espero que sepa sobrevivir entre tanta basura desparramada por toda la casa. Seguro que sí. Supongo que imagináis cómo se llama. ¿No? Pues se llama Gato, en honor a aquel pobre infeliz sin nombre que vivía con Audrey.

viernes, 5 de marzo de 2010

Muertos vivientes

(Corre... corre y, ¡por dios!, ¡no mires hacia atras!, corre... más rapido...)
Pero miré, una horda de hambrientos zombies me perseguía. Era escalofriante, a la par que asqueroso e interesante, ¿cómo podía yo imaginar hacia solo un par de dias que iba a ser uno de los pocos supervivientes de este raro y desconocido virus?
Definitivamente, no podía saberlo, aunque tengo que reconocer que me supe desenvolver muy bien para evitar todo contacto con infectados... pero bueno, volvamos a mi situación: corría y cada vez los zombies estaban más lejos, lo cual me tranquilizaba un poco, aunque no dejaba de correr en ningún momento, hasta que, sin saber como, aparecieron otros tres zombies por delante, el horror volvió a mi cara. Yo, un chaval de 17 años que hasta hacía poco llevaba una vida normal, me encontraba en una situación sin escapatoria, de la que posiblemente, no saliera vivo.
Pero entonces algo brilló por mi espalda, me giré y descubri, un amasijo de carne causado aparentemente por una granada lanzada contra la horda de zombies, y de repente, pude escuchar como 3 balas me pasaban silvando al rededor de la cabeza e impactaban contra los respectivos cerebros de los zombies.
A través de la nube de polvo formada por la explosión de la granada, puede divisar la silueta de un hombre con un gorro de cowboy.

martes, 2 de marzo de 2010

Ciudad de tentaciones

Esto lo escribí el 11 de enero de este año, espero que os guste. No lo he leído desde entonces, pero creo que me acuerdo de qué trata jaja =)

La sucia ciudad de las tentaciones. Paraíso de demonios y criaturas malvadas de la noche. En cada esquina encontrabas juego, alcohol y sexo. Los oscuros corazones de los demonios se nutrían con toda aquella desolación. Sus almas reían a carcajadas cada vez que vislumbraban una esquina manchada por la sangre de una prostituta a la que habían atacado y todavía disfrutaban más cuando contemplaban a dos hombres peleando por un fajo de verdes billetes mojados por la lluvia.
Caminaban solos por las calles pobremente iluminadas sin detenerse a disfrutar de la destrucción que se extendía antes sus ojos. No lo necesitaban, ya que podían sentirla a muchos kilómetros de distancia. Cada vez se sentían más fuertes, y sentían fuertes a sus compañeros, que también vagaban bajo las farolas amarillas, cargando con sendas espadas dispensadas para acabar con todo aquello que se interpusiera en su camino.
William (así se le conocía entre los humanos) doblaba las esquinas sabiendo que detrás encontraría a alguien que sufría. Algún borracho que no era consciente de su alrededor, alguna joven agredida o un pobre ladrón que corría huyendo de la policía, tan corrupta como él mismo… Sus perfectos labios se curvaban en una malévola sonrisa que dejaba entrever unos afilados colmillos teñidos de saliva y sangre.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Sombras.

La miro con ojos fríos, no quería mirarla pero sin embargo no podía evitarlo , estaba harta, muy harta y a la vez cansada, tan cansada que sentía que no podía más, le vinieron a la mente miles de imágenes del pasado, felices, tristes, con besos y sin besos, le vinieron imágenes hasta del futuro y también del presente, se le corto la respiración. Ella sabia que no podía más pero no tenia otra alternativa, dio media vuelta y comenzó a correr de nuevo otra vez escuchaba sus pasos en la oscuridad, una vocecita en su interior le llamaba diciéndole primero que no se detuviese, y después que no podría aguantar mucho tiempo más a ese ritmo. Llego a un callejón, dio media vuelta, y allí estaba ella, de nuevo contra la pared, imitando sus movimientos, tan negra, tan oscura, y tan sedienta de sus miedos y deseos, como siempre..

martes, 23 de febrero de 2010

Lucifer

Hoy no voy a publicar un relato sino una reflexión extraída de uno. Parece que hoy Koke y yo nos hemos cambiado los papeles :P Bueno, aquí va, espero que os guste:

Desde el principio de los tiempos se ha hablado de Dios, y se ha hablado del Diablo. El rey de los Cielos y el príncipe del Averno. Señor de la luz y criatura de la oscuridad.
Cuentan que, antes de que existiese el mal, Lucifer era en realidad Luzbel, el más bello ángel de cuantos podían vivir en el Cielo. Pero un día, Luzbel se rebeló contra Dios y perdió la batalla. Furioso, Dios convirtió al ángel en una terrible bestia y lo lanzó al Infierno, condenado a vivir entre fuego para siempre, custodiando las almas impuras que no merecían la entrada en el Paraíso, como él mismo.
El Ángel Caído.

Pero yo digo: ¿y si nunca existió Luzbel? Me parece que es más creíble pensar que las figuras de luz y oscuridad surgieron con las primeras muertes. Debía haber alguien que protegiese las almas cándidas y otro que castigase las malvadas. Lucifer es él desde que el mundo es mundo, mucho antes de que existiese cualquier religión. ¿Por qué, entonces, se empeña la humanidad en buscarle sentido a la figura del Diablo? No son capaces de comprender que exista semejante criatura sólo porque sí. Algo malo tuvo que hacer para merecer aquello… Pero no, no hizo nada.
Porque la verdad es que Lucifer no es malvado, ni mucho menos. Yo diría que más bien todo lo contrario: nos hace un favor a todos nosotros vigilando a aquellas almas perversas que podrían atormentarnos para siempre y les inflige el castigo necesario. No es más que un pobre carcelero encerrado en una terrible caverna de fuego plagada de oscuros corazones que lo torturan con sus alaridos al sufrir tortura.
Lucifer se compadece de ellos, y casi les envidia. Por lo menos ellos tuvieron ocasión de elegir. Él, únicamente, nació para el Infierno, es el primero de los condenados y el único de los inocentes.
Y, auque creemos que Dios es su jefe absoluto y le guarda infinito rencor por aquello que hizo, creemos que nunca le perdonará, la verdad es que son hermanos, y ambos se aman y comprenden el uno al otro. Simplemente, uno tuvo suerte y el otro no. Uno recibe las oraciones y la admiración, y el otro, que tiene un trabajo todavía más duro, es abucheado, odiado y temido.

Texto muuuuy largo, jaja

Era de noche, una noche iluminada únicamente por el resplandor de la luna, y sobre una colina situada al norte de Alemania se divisaban varias filas de hombres armados, unos con espadas, otros con hachas, los más alejados con arcos. Sobre una montaña, no muy lejana al lugar donde se encontraba el batallón, se divisaban distintas siluetas, que vigilaban atentamente todos los movimientos del batallón y en especial de Edgar, un temido guerrero que siempre enarbolaba un hacha cuyo metal era de un tono rojizo, del cual se decía que estaba formado por la sangre de cientos de hombres, y que era el capitán de dicho batallón.
-Señor, los vigías dicen haber avistado un pequeño batallón formado por no más de 20 hombres y mujeres en lo alto de esa montaña. -Muy bien soldado, puedes marchar, pero antes avisa a los demás de que se preparen para luchar- ordenó Edgar.
-Sí señor, como usted mande.

-Deberíamos empezar a descender de la montaña- advirtió Elena.
-Sí, de todas maneras no creo que ataquen hasta que nos encontremos a pocos metros de ellos, Edgar es demasiado orgulloso como para atacar sabiendo que el enemigo no está preparado- dijo Marth con un tono despectivo.
-Bien, entonces, ¿a qué estamos esperando?- dijo el impaciente James.
-A que Francis termine de rezar- dijo Elena.
-¿Rezar?, tonterías…- masculló James.
En ese momento se escuchó una voz un poco alejada.
-Bien, estoy preparado, podemos irnos- dijo Francis.
-Descendamos pues, avisa al resto de hombres James, creo que ya es hora de que Edgar se dé cuenta del poder de la Rebelión.

-Señor, los hombres divisados has descendido la montaña y se acercan hacia aquí, en total son 16 y algunos de mis hombres dicen que han sido enviados por un grupo rebelde llamado la Rebelión y que pueden ser peligrosos- dijo el soldado un poco inquieto.
-Bueno, eso habrá que verlo, además nosotros somos 30, casi los doblamos, no deberíamos tener problemas si todos están preparados, ¿les diste las órdenes que te dije?
-Sí señor, todos los soldados están en sus puestos.
-Bien, a propósito, ¿alguno de los soldados ha reconocido a algún rebelde?- preguntó Edgar.
-Sí señor, dicen haber reconocido a cuatro de ellos: una mujer llamada Elena, es una conocida guerrera rebelde de esta zona, suele portar un arco y una espada corta; un hombre no muy corpulento llamado Marth, no se sabe mucho de él; otro hombre llamado James, es un ladrón de esta zona; y por último Francis, un monje-guerrero, no se sabe de qué escuela salió pero dicen que no solo utiliza las armas, sino que también la magia…- señaló el soldado.
-Entonces tienen a un mago…, esto complicará las cosas. Únicamente conozco a uno de esos rebeldes, y tal vez lo conozca demasiado, maldito Marth…
Unos segundos más tarde la voz de uno de los soldados vigía gritó:
-¡Comandante, el batallón enemigo se acerca rápidamente, y están situados a menos de 100 metros!
-Muy bien, ¡atacad!
En ese mismo instante, a unos 50 metros los Rebeldes se preparaban para la embestida, y segundos después se producía el primer choque de espadas, seguido por el silbido de flechas en el aire, más choques de espadas y hachas, y por el olor a quemado producido por los hechizos ígneos que lanzaba Francis mientras se defendía con su espada y su bastón.
Pero a unos metros de donde se producía el enfrentamiento Marth y Edgar discutían sus diferencias.
-Volvemos a encontrarnos- anunció Edgar.
-Bueno, siempre nos queda la opción de no volvernos a encontrar nunca más…- dijo Marth, mientras se ponía en posición de ataque.
-Lamentarás lo que acabas de decir.
Y mientras a unos metros los dos batallones se batían en armas, Marth y Edgar se enfrentaban en un duelo a muerte. Edgar blandía su hacha como si fuera una pluma, y Marth se dedicaba a esquivar sus golpes buscando el momento justo de asestar un golpe mortal con sus espadas cortas, pero Edgar no era un simple soldado y cuando Marth realizaba una finta peligrosa, este ya estaba preparado para interponer su hacha entre las espadas y su cuerpo.
En ese momento, una gran bola de fuego caía sobre los últimos 5 guerreros acorralados por los Rebeldes, lo que daba por zanjado el enfrentamiento entre los dos batallones y que tan solo había causado 3 bajas entre las filas rebeldes.
-¿Alguno de nosotros está herido?- preguntó Francis.
-¡Aquí!- gritó Elena alarmada.
Francis corrió al lugar donde Elena se encontraba, y pronto se dio cuenta de porqué Elena estaba tan alarmada: James estaba tendido en el suelo con una fea herida en el hombro izquierdo y perdía mucha sangre.
-No te alarmes, creo que podré mantenerlo con vida hasta que lleguemos al poblado más cercano- dijo Francis mientras extraía un libro de una bolsa atada a su espalda.
James reprimía gritos de dolor, cuando Francis situando sus manos sobre la herida y recitando unas palabras escritas en el libro hizo que la herida se cerrara casi por completo. Ayudado por Francis, James se levantó del suelo, y junto a Elena y al resto de los rebeldes presenciaron el duelo entre Marth y Edgar.
-Esto parece que nunca va a terminar- murmuró Elena.
-Eso no me preocupa, lo que me preocupa es no saber cómo va a terminar- dijo Francis.
-Yo, confío en Marth- pronunció James con dificultad.
En ese instante, Edgar sustrajo una segunda hacha de su cinto y sin cesar de atacar propinó un hachazo simultáneamente con sus dos armas, que Marth esquivó por los pelos, momento que este aprovechó para dar un salto hacia su enemigo y clavarle una de sus espadas en el cuello con una velocidad que solo un asesino como Marth poseía. Sus amigos, sorprendidos por la destreza de su compañero acudieron a su encuentro, y mientras este recibía una ovación de sus amigos, este se limitó a decir.
-Descansaremos un par de horas al pié de la montaña, y partiremos…, esta guerra acaba de comenzar.

lunes, 22 de febrero de 2010

Translucidos.

Y como dos cómplices empezamos a entrar en un mundo de fantasía con las miradas, con las manos, con el deseo. Así y sin mediar palabras su mano se fue acercando a la mía y empezó a jugar con mis dedos, sonriéndonos mientras nos buscábamos.
¿crees en los flechazos?; me dijo.
-No conteste.
-¿pues entonces dime que es lo nuestro?
-llámalo magia.
-llámalo X.


9 líneas y un estreno en este blog, hoy empiezo como invitada, todo un honor para esta servidora, se que no es mucho, y que tampoco es poco, espero que al menos sea suficiente para empezar a ver que quizás pueda llegar a mejorar y escribir cosas algo mejores, algo que con vuestra ayuda no dudo.
Un saludo.
Anaïs Galvañ Domenech.

El Dolor, mi dolor.

El cementerio estaba empapado. Las gotas resbalaban por las lápidas y acariciaban las fotos de los difuntos olvidados. La lluvia golpeaba mi cuerpo sin miramientos y se reía de mi dolor. La Luna asomaba entre las oscuras nubes nocturnas e iluminaba la tenebrosa escena que nos rodeaba.
Yo estaba manchado de barro y sangre. Barro de cavar en la tierra húmeda y sangre de los numerosos arañazos que había sufrido en las manos mientras cavaba.
Mientras hundía mis dedos en la fría tierra y la lanzaba a ambos lados de mi cuerpo, podía sentir las gotas heladas golpear mis orejas, y también podía sentir las lágrimas escapar de mis ojos y morir contra la humedad del terreno.
No podía consentir aquella situación. Estaba seguro de que me habían mentido. Tenía que comprobarlo por mí mismo. Por fin alcancé el ataúd enterrado unos metros por debajo de mí y tiré de él para colocarlo sobre suelo liso. Me limpié el barro de las manos en los pantalones y lo abrí con cuidado.
Allí dentro dormía la más radiante doncella de cuantas habían existido y existirían. Su pálida piel recibía los gélidos impactos de la lluvia sin inmutarse. Sus facciones mostraban la paz del descanso eterno. Sus labios estaban fríos cuando me acerqué para besarlos.
Acaricié su mentón y después deslicé mis dedos por su oscuro cabello sin vida, que se desparramaba por toda la caja de madera. Sus ojos estaban cerrados. Si hubiese logrado abrir los párpados me habría podido mostrar aquella fría mirada que lograba consumir mi corazón.
Impotente ante la idea de no poder hacer nada por ella, desgarrado por saber que estaba muerta, apoyé la cabeza en su regazo y lloré con más fuerza y menos consuelo. Jamás podría volver a besarme, ya no sentiría sus dedos rozando mi espalda, y su aroma ya no inundaría la casa cuando me despertase.
Me puse en pie muy despacio y cerré la caja de nuevo. La introduje en su agujero y lancé la tierra que antes la cubría. Destrozado, me dejé caer de rodillas sobre la tumba de mi difunta esposa y me abracé a su lápida. Sobre la fría piedra gris podía leerse un bonito epitafio bajo su nombre, la fecha en que nació y el fatídico día en que la perdí para siempre.
Incapaz de concebir una vida sin ella, eché a andar y no me detuve jamás. Seguí caminando hasta que mi agotamiento fue tan grande que me obligó a caer.
Y al caer, morí.
Y al morir me reuní con ella.

domingo, 21 de febrero de 2010

Sociedad

Me acerqué asombrado hacia el interior de la sala, acompañado de cada una de las personas que en ese momento, se encontraban junto a mi en la fiesta. Algo esférico y luminiscente flotaba sobre nuestras cabezas mientras, expectantes, esperábamos a que ocurriera algo que nos indicara, qué podía ser aquel maravilloso fenómeno. Y ocurrió... de repente, luces provenientes de aquella esfera se entrelazaron con cada una de las mentes de los que alli nos encontrábamos, dejando inconsciente a muchos y maravillando a los que, sospechosamente, habiamos conseguido mantenernos lúcidos. El saber, el conocimiento de cada una de las personas que estaban conectadas a la esfera, fluyó por la mente de los indivíduos que nos encontrábamos entrelazados a ella, creando una red de pensamientos en mi mente, que nunca antes habia sentido y que sin duda alguna, nunca volvería a sentir.

Álvaro Castillo López.

Reflejos de lluvia con lágrimas en mejilla helada.

Álvaro y yo creamos este blog en el que colgar historias de todo tipo con las que entretenernos y entreteneros. Esperamos que lo disfrutéis.


Éste es un relato que escribí hace unos meses, aquí lo tenéis. ^^


Amelia parpadeó para eliminar las lágrimas de sus ojos. Las gotas de lluvia en el cristal se reflejaban sobre su rostro, acompañando a las gotitas saladas que resbalaban por sus mejillas heladas. Habían pasado muchos años, pero ella seguía esperando, llena de esperanzas que se desvanecían al anochecer y volvían con el primer rayo de Sol.

Cada tarde, al crepúsculo, Amelia apoyaba la cabeza en la ventana y miraba al horizonte, esperando ver aparecer a su hombre, que se había marchado hacía tanto tiempo, obligado a luchar en una guerra que no era la suya, organizada por personas que lo consideraban un instrumento.

Había prometido volver cuando el último rayo de sol todavía brillase tras las montañas, pero cada día era igual, y él nunca aparecía. La vida de Amelia pasaba sin cambios, todos los días los pasaba igual, apoyada en su ventana, contemplando el infinito, imaginando el retorno de aquel fantasma que arrastraba el atardecer, mezclando reflejos de lluvia con lágrimas en mejilla helada.


Marcos Rodríguez Saborido, 2009.